Yoshimi Matsubara simplemente se divorció y se preocupa por ella misma, y ​​en condiciones difíciles, su hija Ikuko, seis años. Para mejorar su vida, decide mudarse a un apartamento más grande. Pero una vez allí, el lugar resulta ser poco saludable: Hay ruidos extraños en planta alta y el agua del techo comienza a caer poco a poco invade la casa. Cada gota se convierte en una bomba diseñada como para estallar la frágil vida de Yoshimi. Como si esto fuera poco, no se puede encontrar trabajo y su marido quiere obtener la custodia del niño. El conserje no reparará el edificio ... Poco a poco, el horror se instala en su vida y, como se degrada la existencia de Yoshimi, sus peores pesadillas toman forma.